Hongos aportan más fósforo en los cultivos del café

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Microorganismos de los géneros Penicillium, Phlebia y Aspergillus potenciaron la absorción de fósforo, nutriente importante en funciones metabólicas como la fotosíntesis, producción de semillas y crecimiento de raíces.

La utilización de estos hongos -principalmente el Phlebia subserialis- en etapa de almácigo pueden sustituir o complementar el abono con fertilizante fosfórico, según lo establece una investigación que planteó la alternativa biotecnológica para mejorar la provisión de fósforo en cultivos de café.

La eficacia depende en cierta medida de ácidos que secretan los hongos y, si bien los requerimientos de fósforo son bajos en comparación con el nitrógeno o el potasio, es necesario en la fertilización durante los primeros 24 meses de crecimiento del cultivo.

Así lo explica Hernán González Osorio, estudiante de doctorado en Biotecnología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, quien resalta la importancia de generar nuevas alternativas de abonar los suelos con fósforo ante la necesidad de reducir precios, ya que la fertilización en el cultivo de café representa entre el 15 y el 20 % de los costos totales de producción.

En ese sentido, expone que si se hace buen uso de la fertilización con fósforo cualquier alternativa que conduzca a reducir la utilización de fertilizantes convencionales contribuye a aliviar económicamente el potencial productivo.

Con ese aliciente, el investigador analizó microorganismos que habitan cafetales del país luego de hacer experimentos con muestras de suelo provenientes de lugares como Fredonia (Antioquia), Chinchiná (Caldas), Timbío (Cauca), Doña Juana (Nariño); Buenavista y Rio Verde (Quindío), Líbano e Ibagué (Tolima) y Jamundí (Valle del Cauca), que contenían entre 7 y 10 partes por millón (ppm) de fósforo.

En laboratorio se probó la efectividad de 70 hongos aislados para liberar fósforo desde la roca y 10 días después se encontró que podían hacer el nutriente entre 30 y más de 100 ppm.

Para el ensayo, los microorganismos se sometieron a crecimiento en cajas de Petri (de laboratorio) con nutrientes y la roca fosfórica, con el fin de evaluar la cantidad de fósforo liberado.

De ahí se seleccionaron los microorganismos más promisorios, específicamente cuatro cepas: tres del género Penicillium y uno de Phlebia, que expulsaron entre 60 y 120 ppm de fósforo.

Los microorganismos Phlebia subserialis fueron los de mejor desempeño, pues liberaron alrededor de 120 ppm de fósforo, seguido de Penicillium janthinellum y Penicillium sp con 80 ppm y, por último, el Penicillium ubiquetum, con alrededor de 60 ppm.

“Nos dimos cuenta que a partir del uso de algunos hongos que habitan naturalmente los suelos cafeteros podíamos ayudar a recuperar el fósforo que no está disponible para las raíces de las plantas”, afirma el investigador.

En una prueba posterior en un vivero con muestras de suelo del Cauca, “se demostró que garantizando un nivel adecuado de fósforo estos microorganismos pueden complementar en más de un 50 % la fertilización actual que se hace con fósforo en café”, asegura.

Para mayo de este año, la producción de café en Colombia aumentó 32 % respecto a los 901 sacos cosechados en el mismo mes de 2017, señala un reporte de la Federación Nacional de Cafeteros.

Según el investigador, se estima que para el cultivo de café en el país se consumen unas 300.000 toneladas de fertilizantes al año, cantidad que corresponde, en promedio, a la aplicación de unas 15.000 toneladas anuales de fósforo, cuyo precio oscila entre 14,9 y 15 millones de dólares.

Las posibilidades para los caficultores es utilizar fertilizantes químicos o producir el abono en su finca, opciones que presentan ventajas e inconvenientes.

“Los fertilizantes químicos representan una alternativa interesante porque conducen a resultados satisfactorios, pero el que se comercializa en el país es importado, lo que hace que su precio de fabricación y de movilización dependa del costo internacional del petróleo”, expone el doctorando.

Respecto a la segunda opción, afirma que es posible, a partir de los residuos de la pulpa de café, aunque “difícilmente las fincas cafeteras pueden producir su propio abono para cumplir los requerimientos del cultivo; de ahí la importancia de generar otras alternativas con recursos propios de la zona cafetera colombiana”, destaca.

Los resultados de la investigación aportan información para que autores de investigaciones posteriores sepan dónde buscar microorganismos promisorios para tal función.

 

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