Los productores de América Latina apuestan al café más amargo

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Desde Colombia hasta Guatemala están dedicando más tierra al robusta e incluso el grano ha llegado a Panamá, país en el cual hay premiados cafés arábica de alta calidad.

Cada vez más agricultores en países de América Latina, reconocidos por sus cafés arábica de primera calidad, se están decidiendo a plantar el robusta, un grano más barato al que muchos todavía se oponen y que incluso sigue prohibido en algunos lugares de la región. En países como Colombia y Costa Rica, muchos temen que este grano arruine su reputación como proveedores del mejor café del mundo. Costa Rica prohíbe por completo el cultivo de robusta, mientras que comercializadoras de café en Colombia y otras regiones lo han desincentivado durante décadas. 

Pero un creciente número de productores se preparan para sacarle un rendimiento dulce al café más amargo. “Me ha ido excelente. Buena productividad y buen precio”, dijo Evelio Matamoros, un caficultor en Nicaragua que comenzó a sembrar robusta en 2010. Con robusta “la producción rinde más y no necesita de sombra. Eso es importante”, agregó.

 
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El robusta, que crece mejor en altitudes bajas, es utilizado típicamente para el café instantáneo, como ingrediente barato para agregar a los cafés mezclados y también para generar la espuma en algunos expresos. Productores desde Colombia a Guatemala están dedicando más tierra al robusta e incluso el grano ha llegado a Panamá, un país conocido por su escasa, pero excelente producción de premiados cafés arábica de alta calidad. 

En Nicaragua y Guatemala, la industria se ha puesto como objetivo una expansión que multiplicaría por cinco su cosecha conjunta de robusta, a un total de 540.000 sacos de 60 kilos. Eso supondría casi el 1% de la producción total y llevaría el suministro más cerca de las empresas cafeteras de Norte América, reduciendo los costos y tiempos de transporte respecto de los principales productores en Vietnam y Brasil. 

La expansión del robusta en países con tradición arábica parece llegar en el momento apropiado. La demanda global de café apunta a un nuevo récord este año, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USAD), después de que el suministro de robusta tocó un mínimo de seis años el pasado ejercicio, lastrado por la sequía que dañó la cosecha brasileña. 

En noviembre, Olam International Ltd., un conglomerado multinacional de agronegocios y alimentación, pronosticó que la cosecha 2017/2018 de robusta no satisfará la demanda, provocando un déficit de unos ocho millones de sacos por segundo ejercicio consecutivo. El cambio climático también está haciendo al robusta más atractivo. El cultivo está más adaptado a temperaturas cálidas y su elevada concentración de cafeína hace al arbusto más resistente a algunas enfermedades y plagas. En 2012, los productores de arábica en Centroamérica sufrieron una devastadora plaga del hongo de la roya. En zonas bajas, más susceptibles a las esporas de la roya que se diseminan por el aire, algunos productores miran al robusta como un cultivo alternativo por sus variedades resistentes al hongo y menores costos de producción comparados con el arábica.

Reuters

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